Practicó a muy buen nivel fútbol, natación y tenis, pero lo que realmente le apasionó, durante décadas, fue la escalada y la alta montaña. En 1956 fue socio fundador del Centro Excursionista Eldense.

Pionero indiscutible de la escalada en el Valle del Vinalopó, -posiblemente el primer escalador de la provincia de Alicante- a principios de los años 60, junto a su hermano Pascual abrió la primera vía de las Peñas del Marín, la Navarro, hoy conocida como Capicúa. Posteriormente inauguró muchas otras rutas tanto en esas peñas como en las vecinas Peñas de Cabreras y en la Penya del Corb.

Escaló en Pirineos y en Alpes, formó parte como técnico de la Escuela Nacional de Alta Montaña y fue seleccionado para la primera expedición valenciana extraeuropea, Groenlandia '70, viaje al que finalmente no pudo asistir por motivos familiares.

Pero sin duda lo que más le marcó como escalador fueron sus atrevidas, y algo alocadas, escaladas a la cara sur de la Silla del Cid. Atado al pecho con cuerdas de dudosa fiabilidad, calzado con gruesas botas rígidas y asegurado con pesadas clavijas artesanas, que en muchas ocasiones él mismo llamaba "clavijas de moral" por lo mal colocadas que quedaban, consiguieron ascender por unos paños de roca mediocre que hoy día impresionan solo de verlos.

Sin duda su marcha dejará un gran hueco entre nosotros, pero sus gestas, sus comentarios y aptitud ante la vida, permanecerá en nuestro recuerdo. D.E.P.